Saúl Contreras Palma, académico y Dr. en Didáctica de las Ciencias Experimentales del Departamento de Educación: “Las nuevas bases curriculares para Ciencias Naturales constituyen un desafío y una estrategia, pero sobre todo una gran oportunidad"

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Por Katia Miranda Hernández

Este replanteamiento de currículo publicado por el Mineduc rige desde 2013 para 1º a 6º año básico. Lo que transforma el actual escenario educacional, tanto para los profesores como para los estudiantes. Una de los cambios más sustanciales es que los conceptos se reducirán en un 50% dando cabida a la exploración en terreno y la investigación.

Según manifiesta el Dr. Contreras, las modificaciones son positivas, pero especifica una serie de interrogantes sobre qué y cómo enseñar ciencias que se deben considerar, en relación a las competencias de los profesores para trabajar este nuevo enfoque. “Por un lado, se proponen un conjunto de conceptos, procedimientos y actitudes, que implican necesariamente nuevas formas de abordar los procesos de enseñanza y, por otro, nuevas habilidades y conocimientos a demostrar en los resultados de aprendizaje”, dijo Dr. Contreras.

¿Es positiva la integración en el currículo de ciencias más clases de experimentación y trabajos en terreno para su mejor comprensión? Considerando que se contemplará la reducción de los conceptos.

Siempre es positivo que los estudiantes realicen más experimentación y trabajos en terreno. No obstante, será imperativo, asegurar el sentido de dichas actividades. En esta línea, y según las nuevas bases curriculares, habrá que diseñar mecanismos –que en la práctica– permitan asegurar, por ejemplo, que los estudiantes de nivel básico están verdaderamente desarrollando habilidades tales como observar y/o predecir, entre otras. De lo contrario, a nivel de aula la concreción curricular se transformará sólo en un gran conjunto de actividades, sin sentido y sin significado. 

¿Estos cambios curriculares incentivarán a los futuros estudiantes a interesarse por seguir carreras científicas? 

Una cosa es promover una alfabetización científica (para que los estudiantes y ciudadanos comprendan y puedan explicarse los fenómenos) y otra muy distinta es motivar y aumentar el interés de los estudiantes por las ciencias. Esta es una realidad a nivel mundial, no solo local. Sin embargo, ello dependerá de cómo los profesores trabajen con estas nuevas bases. Sin duda, el propósito da para pensar que los estudiantes, en un futuro, puedan interesarse más por áreas y carreras relacionadas con ciencias, sin embargo, es un resultado a largo plazo. 

Lo que si podemos predecir, es que el cómo los profesores trabajen con estas nuevas bases depende de una serie de elementos, tales como las horas lectivas de ciencias. No se puede pretender desarrollar habilidades y competencias en tiempos tan acotados como los que existen. Más si consideramos, lo que por todos es sabido, las competencias se desarrollan de forma progresiva. Por otro lado, esto también depende de los recursos y materiales disponibles para desarrollar las actividades, además de las competencias que los profesores y futuros profesores posean para el diseño e implementación de estos objetivos. 

Además, se contempla incorporar al currículo de Ciencias problemáticas propias de Chile como terremotos y reciclaje ¿Qué grado de importancia tiene esta modificación para el país? 

Son problemáticas de contexto y corresponde incorporarlas al currículo. La tendencia mundial, avala estos cambios, necesitamos incrementar nuestros niveles de alfabetización científica y un paso para ello, es promover el desarrollo de habilidades básicas para comprender los fenómenos que son parte de nuestras vidas. De ahí, la pertinencia de unas bases curriculares que promuevan la comprensión de fenómenos naturales, desde un enfoque integral, holístico y de constante cambio.

¿Son estos cambios tardíos  en el currículo o es un momento clave y por qué? 

Los cambios y procesos de renovación curricular requieren tiempo, para un análisis, toma de decisiones, diseño e implementación. No obstante, lo importante es que se está promoviendo un nuevo enfoque, una nueva forma de comprender la enseñanza y aprendizaje de las ciencias, colocando como un eje importante la alfabetización científica. La clave será asegurar que los procesos se implementen en el aula (tiempo, recursos, habilidades) para llevar a la realidad esta nueva propuesta. No debemos olvidar que por mucho tiempo, el enfoque ha sido distinto, empecemos solo recordando que la educación básica cambia de ocho años a seis años, sin mencionar lo que ello implica en términos del currículo. 

¿A su juicio están los profesores de ciencias preparados para afrontar los cambios de las bases curriculares?

No sabemos si los profesores están preparados. Sabemos que son competentes (evaluación docente 2012), pero ¿competentes en qué? y ¿en qué no son competentes? Esta última pregunta, cómo para tomar decisiones y orientar los procesos formativos continuos e iniciales. Sin los tiempos (horas lectivas y de preparación), materiales, recursos y espacios de formación, es muy difícil que los profesores que hacen y harán clases de ciencias naturales en enseñanza básica, logren desarrollar actividades que promuevan mejores resultados de aprendizaje, mayor comprensión de los fenómenos, mejores niveles de alfabetización científica, mayor interés por ciencias, etc.

La evaluación docente arroja muy buenos resultados sobre las competencias de nuestros profesores, pero ¿sabemos en qué son competentes? ¿Sabemos si los profesores de ciencias están preparados para trabajar con este nuevo enfoque?¿Están las condiciones?¿Cómo hacerlo? ¿Serán mejores los resultados?No se trata solo de transponer el conocimiento científico en un contenido escolar enseñable y aprendible, se trata también de tener un dominio disciplinar y didáctico para enseñar conceptos tan abstractos como “la materia”. Precisamente, la formación didáctica de la especialidad para profesores y futuros profesores, se ha incorporado solo desde la última década. 

No se puede responder a todas estas preguntas, pero si aplicamos el método científico podemos, entre otras cosas, predecir. Formulamos preguntas;  investigamos; se ha medido y observamos (bajo nivel de alfabetización, ejemplo PISA 2006, entre otros); planificamos (nuevas bases curriculares e hipotetizamos que trabajando desde una perspectiva en que el método científico es transversal y que haciendo el estudiante logrará desarrollar habilidades y competencia para comprender los fenómenos) y; predecimos (se deben dar las condiciones y espacios para asegurar que al menos ello ocurra, para descartar la hipótesis y probar otra).

En definitiva, no es lo mismo diseñar un currículo que llevarlo a la práctica, y por muchos años nuestro currículo ha estado centrado más en la adquisición conceptual que en la adquisición de conocimiento procedimental y actitudinal. Ello, además, deberá repercutir y hacerse extensivo progresivamente al currículo de enseñanza media, como así también a las mediciones de las pruebas estándar (SIMCE, PSU, etc.). Comparto la idea que para aprender ciencias se debe hacer ciencias, pero para hacer hay que proveer. Esta nueva propuesta, las bases curriculares para ciencias naturales, constituye un desafío y una estrategia, pero sobre todo constituye una gran oportunidad.

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