Experta FAHU en currículo y evaluación: el verdadero factor predictor de éxito y rendimiento educacional es la familia

Andrea R.Según la especialista en currículo de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), Andrea Rodríguez Contreras, el cambio de estructura educacional que debe entrar en efecto en 2017, en donde la educación básica comprenderá de 1° a 6° año, y la educación media de seis años en vez de cuatro, va alineada con una renovada propuesta curricular y nuevas aplicaciones de instrumentos de medición SIMCE “es positivo en tanto se evalúa un término de un ciclo. Sin embargo, hay que ser cautelosos con la incorporación sistemática de evaluaciones SIMCE, lo que puede ser peligroso”.

 

Por Katia Miranda


Con la entrada en vigencia de la nueva Ley General de Educación, (LGE) – que derogó la LOCE- se reemplaza el Consejo Superior de Educación por el Consejo Nacional de Educación y se separan las funciones del Ministerio Educación (MINEDUC), creando dos nuevas instituciones reguladoras, la Superintendencia de Educación y la Agencia de Calidad de la Educación, las que entraron en ejercicio este segundo semestre del 2012.
SIMCE Escritura 6° básico


Para la experta del Departamento de Educación de la estatal, el SIMCE en Escritura de 6° básico que se aplicó por primera vez de forma piloto y muestral, en 625 establecimientos educacionales del país, se piensa como “prueba de término de ciclo, pensado en cómo adelantamos los esfuerzos para conseguir los aprendizajes en la enseñanza media con esta información y por otra parte diseñar una prueba que dé cuenta de todos los aprendizajes mínimos que un estudiante debería haber alcanzado en seis años de enseñanza básica”.


La aplicación de ésta evaluación consistió en la generación de dos textos distintos siguiendo diversas instrucciones. Esto, rompe la dinámica tradicional en donde los estudiantes deben responder preguntas cerradas. Puesto que, explica la académica “les permite a los estudiantes demostrar cuánto han aprendido ya que no deben dar respuestas objetivas, sino que pueden expresar su creatividad y producir textos en donde se miden: organización y Cambios en la Estructura Educacional.


Experta en currículo y evaluación: el verdadero factor predictor de éxito y rendimiento educacional es la familia
Según la especialista en currículo de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), Andrea Rodríguez Contreras, el cambio de estructura educacional que debe entrar en efecto en 2017, en donde la educación básica comprenderá de 1° a 6° año, y la educación media de seis años en vez de cuatro, va alineada con una renovada propuesta curricular y nuevas aplicaciones de instrumentos de medición SIMCE “es positivo en tanto se evalúa un término de un ciclo. Sin embargo, hay que ser cautelosos con la incorporación sistemática de evaluaciones SIMCE, lo que puede ser peligroso”.


Con la entrada en vigencia de la nueva Ley General de Educación, (LGE) – que derogó la LOCE- se reemplaza el Consejo Superior de Educación por el Consejo Nacional de Educación y se separan las funciones del Ministerio Educación (MINEDUC), creando dos nuevas instituciones reguladoras, la Superintendencia de Educación y la Agencia de Calidad de la Educación, las que entraron en ejercicio este segundo semestre del 2012.


SIMCE Escritura 6° básico
Para la experta del Departamento de Educación de la estatal, el SIMCE en Escritura de 6° básico que se aplicó por primera vez de forma piloto y muestral, en 625 establecimientos educacionales del país, se piensa como “prueba de término de ciclo, pensado en cómo adelantamos los esfuerzos para conseguir los aprendizajes en la enseñanza media con esta información y por otra parte diseñar una prueba que dé cuenta de todos los aprendizajes mínimos que un estudiante debería haber alcanzado en seis años de enseñanza básica”.


La aplicación de ésta evaluación consistió en la generación de dos textos distintos siguiendo diversas instrucciones. Esto, rompe la dinámica tradicional en donde los estudiantes deben responder preguntas cerradas. Puesto que, explica la académica “les permite a los estudiantes demostrar cuánto han aprendido ya que no deben dar respuestas objetivas, sino que pueden expresar su creatividad y producir textos en donde se miden: organización y escritura, coherencia y cohesión, vocabulario y la utilización adecuada de las convenciones de la lengua escrita”.


Para Rodríguez este diagnóstico es una fotografía para identificar el estado de avance de básica, por eso su carácter piloto. La prueba, además se realizó en las regiones de Coquimbo, Biobío y Metropolitana, parta medir logros de aprendizaje en Matemática y Lectura de alumnos de 6° básico. Esta evaluación fue rendida por alrededor de 17.500 estudiantes en 458 establecimientos y es susceptible a cambios.


“El cambio de la estructura educacional permite equilibrar y focalizar los esfuerzos en los diferentes niveles para que los estudiantes alcancen los aprendizajes que corresponden para el nivel educativo, otorgando mayor especificidad a cada ciclo que incluso tienen características del desarrollo y psicológicas diferenciadas, además permitirá adelantar en dos años el acompañamiento de los estudiantes de enseñanza media, considerando la realidad de establecimientos que separan enseñanza básica de enseñanza media y que en cuatro años de enseñanza media no alcanzan a generar remediales compensatorias de los aprendizajes abordados. Además en nuestro país la gran mayoría de los profesores de enseñanza básica sólo hacen clases hasta 6° básico, porque en la práctica 7° y 8° básico son cubiertos por profesores de enseñanza media. Por lo tanto esta evaluación permitiría certificar si los aprendizajes se alcanzaron o no”, dijo Rodríguez.


Sobrevaluación: arma de doble filo
Sin duda, menciona la experta, hay que reconsiderar cuántas pruebas se aplican y su pertinencia porque “existe el peligro de la sobre-evaluación. A la luz del cambio de estructura hay que evaluar cuántas pruebas se van a aplicar, pues someter a evaluaciones cada dos años a los establecimientos, podría producir consecuencias no ventajosas para el sistema educativo. Lo que no permitiría autoevaluarse en otras áreas que sean parte de los proyectos educativos propios de cada establecimidento, por ejemplo el área artísticas o deportiva porque tiene ésta presión de responder éstas evaluaciones externas en desmedro de las demandas locales”.


El SIMCE: “un indicador de mercado”
Una de las falencias, precisa la especialista, es que las evaluaciones SIMCE que aplica el Ministerio de Educación y sus resultados no necesariamente impactan en las decisiones de política pública para apoyar los aprendizajes de los estudiantes, “hoy día esa responsabilidad se traspasa a los colegios y profesores, por lo tanto, es el colegio que tiene que desarrollar las remediales. El ministerio no da estrategias para que puedan revertir los resultados, no brindan acompañamiento, capacitaciones, asesoramiento o supervisores pedagógicos”.


Entender que los resultados SIMCE sólo tienen que ver con lo que hacen los profesores y su establecimiento es “limitado”, lo mismo si se piensa sólo como un indicador de calidad, dice Rodríguez, ya que la calidad no puede ser sinónimo de un puntaje SIMCE elevado, ya que hay una serie de otras dimensiones que desarrollan los establecimientos que aportan a la formación del estudiante y que no son consideradas por limitar la mirada en los puntajes del SIMCE.


De manera categórica, la especialista manifiesta que los resultados SIMCE son utilizados por el sistema para “clasificar a los colegios como un indicador que les permite a los padres seleccionar y elegir la mejor oferta educativa”. Se utiliza el resultado SIMCE “no como un parámetro que orienta la política pública sino como un indicador de desigualdad social ya que solo muestra lo segmentado que están nuestros establecimientos educativos tal como un indicador de mercado”.


De la mano con lo anterior, la experta señala que hay investigaciones que concluyen que “el verdadero factor predictor de éxito académico y de alto rendimiento tiene que ver con las condiciones sociales y culturales de la familia”. Incluso que esa variable es mucho más significativa que el factor colegio –profesor.


De este modo, la importancia para Rodríguez de eliminar “la segmentación social de nuestros colegios s imprescindible”. Explica si un hijo de una familia que tiene libros en su casa, que leen, discuten, usan una amplitud léxica, van al cine, teatro y realizan diferentes actividades en conjunto y además ese niño va a un colegio municipal, tiene altas posibilidades de tener éxito académico y universitario. “No es cierto que el colegio determina la proyección académica, lo que determina son las redes sociales a las cuales accede el niño y sus padres”, asevera la académica.

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