
Académica Claudia Córdoba expone su trabajo sobre segmentación socioeconómica en el sistema educativo chileno
Por Camila Vásquez
La académica del Departamento de Educación, Claudia Córdoba, expuso en las 7as. Jornadas de Investigación de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago sobre la segmentación socioeconómica del sistema educativo chileno
La doctora en Sociología de la Educación comenzó su intervención explicando que en Chile existe amplio acuerdo en que el sistema educativo escolar se encuentra fuertemente segmentado en términos socioeconómicos, asegurando que incluso, este acuerdo ha sido refrendado por los datos entregados por el programa PISA.
“Esta evaluación internacional estandarizada mide el rendimiento de los estudiantes, recogiendo información sobre su nivel socioeconómico. Para el caso chileno se comprueba que los estudiantes asisten a escuelas donde se encuentran con compañeros muy parecidos en términos socioeconómicos y académicos”, señaló.
Para introducir el tema explicó que la literatura especializada señala que existen tres factores que podrían incidir en su explicación.
Primero “la segregación residencial podría influir porque en la medida que la ciudad se encuentra segmentada en términos socioeconómicos, las escuelas reflejarían las características del barrio en que se ubican.
En segundo lugar se encuentran los factores institucionales, siendo especialmente relevantes para el caso chileno los cobros que deben afrontar las familias, así como las prácticas de selección de estudiantes.
Por último se encuentran los factores socioculturales, dentro de los cuales el más relevante alude a las lógicas de elección de los padres y sus preferencias”.
Sincronía
Para la académica, en Chile hay una vasta literatura sobre el tema, sin embargo no existen trabajos que intenten analizar estos elementos sincrónicamente y este es justamente el desafío que se plantearon: analizar la segregación considerando todos los factores a la vez.
“Nuestro estudio se focaliza en enseñanza básica en función de los resultados de investigaciones previas que muestran tres hallazgos: en este nivel educativo el fenómeno de la segregación socioeconómica sería más intenso, la cercanía entre casa y escuela es más relevante para padres de hijos pequeños y pese a las regularizaciones existentes, los estudiantes siguen siendo sometidos a procesos de selección en establecimientos que tienen financiamiento público”, manifestó Córdoba.
Para continuar, comentó que esta investigación en curso, se basa en analizar pequeños territorios denominados Unidades Geográficas Acotada (UGAs), caracterizados por la existencia de dos o tres establecimientos muy cercanos entre sí, donde no existen, en un radio aproximado de 500 metros, otros establecimientos que imparten enseñanza básica.
La académica hizo referencia a la metodología utilizada en el estudio señalando “aplicamos una encuesta a padres cuyos hijos cursan entre kínder y cuarto básico, preguntándoles su domicilio y nivel socioeconómico. De esta forma pudimos hacer un mapa del lugar donde provienen los estudiantes y determinar la distancia en ruta que recorren para llegar a las escuelas”.
Por otro lado, para analizar las barreras de entrada que imponen las escuelas incorporaron información oficial, así como estudios etnográficos y entrevistas con padres y directores.
Tres casos
Córdoba presentó tres casos constituidos por dos establecimientos: una escuela municipal y otras privadas subvencionadas, éstas últimas eran diferentes entre sí en cuanto a su monto de financiamiento compartido y grado de selección de estudiantes.
Lo que se observa es que la segregación socioeconómica que existe entre las escuelas municipales y privadas subvencionadas se incrementa a medida que aumenta el monto de los cobros y las prácticas de selección de estudiantes se intensifican. Se confirma así que ambos elementos inciden en la segregación socioeconómica.
Respecto a la elección de los padres, existen diferentes razones que hacen que escojan a un colegio frente a otro, como el conocimiento que tengan sobre éste, el “ambiente” o tipo de compañeros que creen que sus hijos tendrían en uno y otro, así como las características de la escuela, por ejemplo, si es laico o religioso, si enseñan un idioma extranjero, sus actividades extra programáticas e infraestructura. Por tanto, concluye, el comportamiento de las familias vendría a reforzar la segregación socioeconómica entre escuelas.
En relación al vínculo entre segregación residencial y escolar, Córdoba plantea que “es necesario analizar detenidamente esta relación porque la segregación residencial explicaría parte del fenómeno cuando los estudiantes van a escuelas que quedan cerca de sus hogares, pero de acuerdo a nuestros datos, los estudiantes recorren en promedio tres kilómetros entre casa y escuela”.
Además, tal como muestran otros estudios, los padres de mayor nivel socioeconómico tienden a recorrer distancias mayores que los de bajo nivel socioeconómico, por tanto el efecto que puede tener la segregación residencial parece ser diferente en unos casos y en otros.
“Junto a ello es necesario considerar las características de los territorios en que se emplazan las escuelas porque las dinámicas son diferentes cuando las escuelas se ubican en sectores muy céntricos o periféricos”, concluyó.